miércoles, 21 de noviembre de 2018

NO EXISTE UNA ÚNICA FORMA DE SER CRISTIANO (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens


NO EXISTE UNA ÚNICA FORMA DE SER CRISTIANO
El señor había dicho a sus discípulos judíos que estaría con ellos hasta el final de los tiempos. Los once que quedaban entonces eran todos judíos, pero nadie les dijo jamás: iA desjudaizarse toca y pasarse a mi bando! El Señor ni siquiera les bautizó, les admitió tal como venían, con los pies descalzos y con los callos propios de los pescadores.
Es importante tener en cuenta esto. Estos hombres-judíos hechos cristianos directamente por el Señor, empezaron a predicar. Y un buen día, poco tiempo después de la muerte del Señor, quizá el año 42, la predicación de estos primeros conversos llegó a Antioquía, capital de Siria, en el Orontes. Era una ciudad muy abierta y muy sabia, y algunos griegos que les escuchaban de golpe le dijeron a Bernabé: -Esto nos convence, queremos bautizarnos. Y Bernabé, acompañado luego de Pablo, no lo pensó demasiado y ambos empezaron a bautizar. Así aparecieron los primeros heleno-cristianos. Cuando se enteraron los judíos-cristianos de Jerusalén se llevaron las manos a la cabeza: -¿Griegos cristianos? ¿Cómo? , ¿ahora son de nuestra Iglesia unos helenos de Antioquía? Es imposible, porque la salvación viene por Israel, esto está revelado.
Fíjense qué problema. A partir de Abrahán, nuestro padre, se preparó un pueblo, el israelita, y de este pueblo el Señor Jesús sacó a sus discípulos; por tanto, la salvación es para Israel, y la predicación es para los israelitas. Si alguien no israelita quiere ser cristiano primero ha de hacerse judío, ha de circuncidarse, y por Israel llegará a hacerse cristiano. Esto decía la comunidad de Jerusalén constituida sólo por judíos conversos, pero a fin de cuentas muy judíos. Y decimos: -¿Pero qué querías?, ¿cristianos descafeinados como los de hoy? Eran muy judíos, porque anteponían sus derechos a los de los paganos convertidos. Esto está escrito en los Hechos de los Apóstoles, la primera historia de la Iglesia, cuyo autor posiblemente fue San Lucas.
El conflicto de los conversos en el siglo I
San Lucas es un griego convertido y partidario de los helenocristianos. En cambio Santiago, el obispo que presidía la iglesia de Jerusalén, que no es ni el que vino a Compostela, ni posiblemente el otro apóstol con el mismo nombre, no estaba de acuerdo con aquellos. Por eso, cuando llegó a sus oídos lo de los griegos convertidos dijo que no podían bautizarse ni hacerse cristianos sin circuncidarse antes, que era como el bautismo de los israelitas. Esto provocó un gran alboroto entre los judeocristianos de buena fe y dio lugar al primer concilio de la Iglesia.
Parece que hoy todavía estamos como al principio, porque el cristianismo de este siglo está lleno de gente que defiende una única forma de ser cristiano.
Apertura del primer concilio de la Iglesia
Volviendo a los primeros judíos, que pensaban que la Iglesia siempre sería judeo-cristiana, su conflicto con el tema de los helenos provocó que Pedro y los apóstoles tuvieran que convocar el Primer Concilio Ecuménico de la Iglesia, en el año 49 en Jerusalén. Sólo eran siete, pero era ecuménico porque estaban todos los obispos del mundo. Los Hechos de los Apóstoles nos cuentan cómo se realizó.
El espíritu renovador de la primera Iglesia
Ya he dicho que quien lo cuenta es San Lucas, un judeo-cristiano y aun cuando dice la verdad, lo hace iluminado desde su condición de griego, que es inevitable. ¿Esto quiere decir que es una verdad manipulada? De ninguna manera. Es discípulo de San Pablo y por tanto estaba influenciado por él, pero esto no hace que lo que cuenta quede dañado. No; es muy importante desde qué punto de vista escribe, pero no es un farsante por escribir Io que piensa. Los cristianos de entonces eran tan cristianos que el hombre afloraba junto con la fe que tenían, y la fe hacía más humano y más verdadero su comportamiento. Hoy, en cambio, somos tan poco cristianos que no aflora nunca el hombre que somos. iAsí nos va!
Los cristianos antiguos se comprometían con el cristianismo con toda su categoría de hombres. Pablo escribe como Pablo, y así es como hoy se ha puesto en entredicho que él sea el autor de la "Carta a los Hebreos". ¿Por qué podemos decir que esa Carta no la escribió él? Porque San Pablo es tan personal al escribir, que su cristianismo resulta inconfundible. Esta es la grandeza. El hombre aflora en todo lo que hace. Lo decía el mismo San Pablo: "Ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo siempre en nombre de Cristo''. A un cristiano se le conoce en el comer, en el beber, en el jugar... Hoy tenemos un cristianismo descafeinado, todos somos iguales y encima nos predican que lo seamos, que pensemos Io mismo. Por eso, cuando oímos dos opiniones respecto a un tema enseguida decimos: -¿Pero cuándo se pondrán de acuerdo los curas?
El bautismo de los paganos y la carne contaminada
Así que San Lucas, 'muy personalmente' en su escrito de los "Hechos de los Apóstoles" y, antes de contar lo del Concilio de Jerusalén del año 49, cuenta la historia del centurión extranjero de Joppe que quería convertirse. Éste había tenido una visión que le dijo: "pregunta por un tal Pedro que está en Jafa", y mandó unos emisarios para que Pedro fuera a visitarlo. Cuando llegaron, Pedro, que había comido bien y dormía su siesta, cayó en un sopor y también tuvo otra visión sobre la carne de animales impuros. Vio que se descolgaba del cielo un lienzo, una sábana llena de toda clase de animales, buenos y malos, y oyó una voz que decía: "Pedro, despierta y come", pero al ver en aquella sábana animales inmundos replicó: ''Señor, yo no he comido nunca cosa inmunda, ¿por qué me mandas matar y comer?'' Y la voz contestó: "Lo que Dios ha hecho limpio no lo llames tú inmundo". Después del sueño recibió a los emisarios y se fue a casa del centurión, aunque la ley judía también prohibía entrar en casa de extranjeros. La intención de Lucas en este pasaje es patente.
Al reunirse después el Concilio de Jerusalén, donde se discutió mucho y fuerte, Pedro, lleno de autoridad, se levantó y dijo: "El Señor Jesús me ha revelado que no impongamos a los paganos -los paganos son los gentiles, los helenos- un yugo que ni nuestros padres soportaron". La crítica al racismo no pudo ser más coherente. Ya había enseñado Cristo que "El hombre no está hecho para la ley, sino la ley para el hombre", y Pedro había aprendido la lección. Por tanto, vio en esta reunión que los paganos -de momento, los griegos- que quisieran ser cristianos, con que aceptaran la doctrina de Jesús podían ser hermanos nuestros.
Cuando se cerró la cuestión, se levantó el 'deslenguado' Santiago, pariente de Jesús y obispo de Jerusalén, que tomando la palabra después de Pedro dijo: "Pedro ha dicho la verdad, pero al menos no han de comer animal ahogado -para los judíos la sangre es la vida, y los animales ahogados tienen la vida dentro- y que se abstengan de la fomicación". Con lo cual la asamblea aceptó lo que dijo Santiago. Y se cerró el Concilio con las palabras de Pedro: "No hay ninguna cortapisa para que los paganos lleguen a ser cristianos sin pasar por el judaísmo". Apropósito de esto San Agustín decía que menos mal que tuvieron buena vista, porque si no, no seríamos cristianos ninguno de nosotros.
La Iglesia abierta a todos y a todo
He aquí la referencia de esta primera parte sobre cómo se va haciendo lo cristiano. Hubo unos años, los ocho primeros, en que todos los cristianos eran judíos -la Iglesia judeo-cristiana- con una ley y un pensamiento religioso propios. En el año 49 esta Iglesia se quiebra porque empiezan a entrar en ella conversos griegos, con una ideología completamente distinta, dando lugar a dos Iglesias diferentes. Lo propiamente cristiano coincide en ambas, pero en determinados temas no sólo no coinciden sino que se oponen, porque la visión del mundo de un judío no es la misma que la de un griego. Más aún, los que provenían del judaísmo eran judíos hasta el tuétano, y tenían la visión temporal del espíritu, del que oyeron que el tiempo señala las cosas: "Nunca un griego ha estado entre vosotros, pero ahora que él llama a vuestra puerta, os está diciendo que desde Grecia se puede llegar al cristianismo". Y con el tiempo esta idea se va extendiendo a germanos, francos, visigodos y a los demás hombres y pueblos desde la Edad Media hasta el día de hoy. La Iglesia se hace católica, universal. Desde cualquier ángulo de la tierra todos los hombres se pueden reunir en la Iglesia de Dios. Es una lección que no acabamos de aprender.
Todavía un detalle más. He dicho que aunque los núcleos iniciales y las mentalidades son diferentes, la meta es la misma; son cristianos, constituidos por judíos y griegos, diferentes pero en la misma Iglesia, gobernados y dirigidos por los mismos jefes. Son tan diferentes, que a finales del siglo I la Iglesia judeo-cristiana está en franca decadencia, prácticamente se extingue, y lo que acaba imponiéndose es la Iglesia heleno-cristíana.
Lo cristiano potencia todo lo humano
Los apóstoles tuvieron una presencia de Jesús tan fuerte que, al abrir la puerta a los griegos, contra su propia inspiración judaica, abrieron la puerta del futuro, la puerta al porvenir del cristianismo. Y hoy la estamos cerrando. También es verdad que en la Iglesia de Dios actual se oyen voces repitiendo incesantemente que la salvación está en volver a las fuentes del cristianismo. Esto es verdad, pero sin matar los 2.000 años de historia, porque el tiempo y el pasado también se ingresan en el ser. Nunca la salvación puede estar en una huída hacia atrás, ni en ningún tipo de huída, sino en caminar, y siempre hacia delante. Así es como se pasó de los judíos a los griegos, de los griegos a los bárbaros, y de ellos a los medievales, al Renacimiento, etc.
El cristianismo es siempre un futuro: "El que ara la tierra y mira hacia atrás no es apto para el reino de los cielos", incluso asumiendo que aunque la fe cristiana sea siempre la misma, ésta tiene soportes diferentes. La Iglesia de Dios está compuesta por gentes procedentes de los cuatro vientos de la tierra, y cada uno con su cultura: lo amarillo, lo negro, lo blanco, o del color que sea.

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