lunes, 4 de febrero de 2019

UN NIÑO ENVUELTO EN PAÑALES (* NADIE SABE CÓMO LLEGA DIOS) (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

UN NIÑO ENVUELTO EN PAÑALES
* NADIE SABE CÓMO LLEGA DIOS
Los pastores creían saberlo y se pusieron de pie ante el anuncio del ángel. Pero el ángel comprendió que podían perderse, porque los dioses vienen en forma de hombres acabados y por eso los israelitas -incluso los de Qumrán- esperaban al Mesías de Israel en forma de sacerdote y algunos en forma de rey y otros hasta de las dos formas: rey y sacerdote. Por tanto, si el Mesías de Israel ha de venir en forma de rey y de sacerdote, pensó el ángel, los pastores emprenderán el camino en busca de un cura y de un rey creyendo que es el Mesías... Cuál, pues, sería la sorpresa de los pastores cuando el ángel les dijo: "Encontraréis un niño envuelto en pañales". ¡Es una ducha de agua fría en plena noche! ¡Mesías, Rey y Sacerdote y dice el ángel que es un niño casi desnudo!
Esa es la aventura de la fe que celebramos. Pero parece que el mundo de hoy está lleno de gentes que saben quién es Dios y cómo llega. Pues bien, no se les puede escuchar, pues Io que digan es mentira, todos ellos son sectarios. Nadie sabe cómo llega Dios. Hay una forma de saberlo, una sola que nos enseñaron de niños. Lo que pasa es que nos la enseñaron un poco tarde, el 6 de enero: duerme bien, pero dejando la puerta de la ventana o la persiana abierta. Eso es todo. No hace falta saber cómo vendrá Dios, solamente basta abrir de par en par la puerta de modo que quepa. Porque si crees que vendrá por la ventana número tres cerrarás la primera y la segunda y seguro que Dios se empeñará en entrar por la primera y no te enterarás de que ha llegado. Nadie sabe por dónde viene Dios. Por eso Isaías, que es un profeta/poeta y el mayor evangelista del Antiguo Testamento, dijo seiscientos años antes de Cristo: "En la montaña allanad los caminos del Señor y preparadle veredas o senderos en el desierto". Por todo el desierto y por toda la montaña viene el Señor y suenan sus pasos.
Los pastores encontraron a un niño. Este Dios-niño es la Palabra de Dios, es decir, lo que Dios tiene que decirnos es un niño. Dios habla en la infancia y por la infancia y, por tanto, un Dios grande, estructurado, un Dios teológico, que ha de existir, no es el Dios terminal. La teología es un camino gigantesco para llegar a Dios, pero cuando uno ha remontado la cumbre de la teología y baja hacia el valle, encuentra a un niño. El producto de cuarenta años de larga, estructurada y divina teología es un niño que aparece desnudo en Navidad. Si uno, sin embargo, se queda en el Dios del Sinaí se quedará a mitad de camino, suponiendo que haya llegado a la mitad.
¿Qué es un niño? Ante todo esperanza: acaba de nacer y todo es futuro para él. El niño de Belén es la Palabra de Dios y como este niño es lo que Dios me dice a mí, Dios me está diciendo que todo es esperanza, ¿Incluso antes de que se hunda Europa, que ya Io está haciendo? Sí, también, todo es esperanza. ¿Antes de que venga el caos definitivo, si es que viene? Sí, también es una esperanza, porque al final nacerá un mundo nuevo y otro y otro hasta la eternidad. Todo es esperanza. Y hoy nos falta, aunque deberíamos celebrarla en la Navidad: el Niño, que es todo futuro. ¿Sabemos los cristianos que cuando uno cree todo futuro es posible?
Se puede esperar todo de un niño, mucho más si trae la savia o el humus de todas las generaciones anteriores porque es el Hijo de todo lo humano. ¿Qué sucede, pues, cuando todo lo humano se sintetiza, se comprime y cabe en una cuna? Pues sucede Navidad. Jesús vino desprendiéndose por el árbol genealógico de la estirpe humana. Jesús es hermano nuestro o hijo nuestro. La humanidad debería ponerse de pie gritando: "¡AI fin nos ha nacido un hijo!" Isaías Io dijo: "Filius natus est nobis" Es decir, fruto del parto de la humanidad durante dos millones de años no apareció ni un general, ni un rey, sino un niño. Navidad es la cuna común. Ahí estamos todos. Por eso en Navidad Dios habla a través de este Niño y le dice al hombre quién es el hombre.
Todo es esperanza, todo es aventura y alegría en un niño. Cuando nace un niño llena de alegría la casa. Pues bien, cuando llegó este Niño llenó de alegría la casa de la humanidad, la casa del tiempo, la casa del lugar. Por eso Lucas insiste en que cuando José y María iban hacia Belén para empadronarse y a María le llegó el tiempo de parir, fueron llamando a las posadas y, una tras otra, las posadas se cerraron. Y como llegó el momento, dice Lucas, se guarecieron en un mal establo donde se cobijaban las ovejas en tiempo de lluvia y allí el Niño. El Señor iba viniendo..., había pisadas y llamadas del Señor junto a la puerta, pero ésta se cierra, porque el Dios que viene no es reconocido. Y nace, precisamente donde no hay puertas. En el establo.
* ALLÍ DONDE HAY PUERTAS NO LLEGA DIOS
Dios se siente mejor en un establo sin puertas. Esta es la dimensión de las cosas. No hay caminos ni puertas. No hay que cerrar una ventana ni la otra. Mejor quitar las persianas. No ya abrirlas, quitarlas, no sea que el viento las cierre. Porque Dios prefiere nacer en un establo sin puertas que en un palacio con puertas.
¿Vemos cómo Dios no tiene cabañas? ¿Vemos cómo Dios tiene por techo la curva estrellada del cielo y nos llena de alegría la curva azul del cielo y la curva azul del tiempo que se llena de su presencia? El niño, es esperanza y alegría.
Cada año que pasa las estructuras se fosilizan más, el mundo, la religión, y el cristianismo están más estratificados con bien prensados peldaños unos sobre otros, de forma que la expansión del espíritu, como no sea a través de un pequeño agujero, no es posible.
Ya no es posible respirar en las estructuras políticas, ni en las estructuras eclesiásticas, ni en las estructuras humanas. Ya no cabe el aliento. Todo está perfectamente claveteado y sabemos lo que son los dogmas, lo que es moral, Io que es la Palabra de Dios y lo que es un comportamiento cristiano... Y entonces viene Dios y, como Él no respeta todo esto, nos rompe un trozo de estructura. Y suena alguna voz: "No es Él, porque Dios no rompe estructuras". ¿Cómo que no rompe estructuras? Lucas dice que no soportó ni una puerta. ¿Cómo que no rompe estructuras? ¡Si no soportó ni una puerta, mucho menos soportará jaulas! ¿Entonces qué pasa con Dios? Que como no soporta estructuras nace en un agujero del cual puede salir o entrar cuando quiera. En un establo sin puertas, ahí nació el Señor.
Así, que si en tu corazón de este siglo ves algunas telarañas y ratas, o sea, si tienes sensación de establo sin puertas, ofréceseIo a Dios, pues Él te nacerá. Si le dices: "Señor, yo no tengo casa, no tengo ninguna seguridad a mi alrededor... Señor, ¡ayúdame, que me hundo!'', Dios acude siempre. Ahora bien, si tienes la casa bien amueblada, bien brillante y bien hermosa y bien segura, primero, desmóntala, porque de no ser así, no vendrá. Y la casa bien segura es, por ejemplo, la de la religiosidad. Si tú sabes perfectamente quién es Dios y por qué camino viene y cómo suenan sus pasos y qué exigencias tiene, es decir, si Io tienes todo sabido y programado, ¿para qué lo quieres? Por lo tanto, más vale hundirse, ya que así Dios viene, que quedarse muy seguro en un banco, pues de este modo no viene. Ésta es la aventura humana.
No hay seguridades, pues Dios, que está en mí, siempre tira de mí hacia delante. Y hacia delante es lo desconocido. Eso es lo que celebramos en forma de niño, que es todo esperanza y todo alegría. Gracias a Dios que es así. Pero, ciertamente, cuando la cobardía cristiana (y todos somos cobardes) siente que Dios no está, edifica seguridades y en vez de venir Dios viene la seguridad y nos instalamos. Y claro, como estamos cobijados y calentitos en la noche de invierno, lodo Io soportamos perfectamente y nos quedamos. Pero Dios nos quiere muy fríos y esperando a la intemperie, así acude. Él nació en plena noche, que es la intemperie, y nació sin puertas, que es la intemperie, y nació totalmente devalido, que es la infancia. ¿Nos hemos dado cuenta de lo que significa Navidad?
* DIOS LLEGA EN EL HOMBRE NUEVO
La Navidad es justamente la solución de los males que nos aquejan. Digámoslo de otra manera: la Navidad es el Hombre Nuevo. Desde el principio el hombre iba envejeciendo, que es una forma de ser hombres pero no acabada, iba caminando, pero "ancianamente" caminando. Y la humanidad se preguntaba: "¿Pero no habrá solución, no habrá un mundo mejor, no habrá modo de no envejecer así?" Y a fuerza de suspirar y de edificar, Dios le responde: "Sí, el Niño de Belén, el Hombre Nuevo", Éste es el remedio que vieron los padres capadocios.
Pero los niños que conocemos no son siempre nuevos, envejecen. En cambio el niño que llevamos todos en el portal de Belén interior de cada uno, que será habitado la noche de Navidad y siempre, supongo, es un niño que no envejece. Porque la vida que se nos da es para aumentar la vida de ese niño que llevamos dentro, de forma que al llegar al final entremos niños en la eternidad. Uno de los padres capadocios dice que, además, Dios se hace Hombre y nace en el portal de nuestra historia para que el hombre se haga Dios y nazca en el portal de la eternidad. Qué bien dicho está. Hay que ser griego para decir las cosas así. Cuando Dios se hace Hombre, vive con nosotros el tiempo y la vocación humana a fin de que el hombre haga de su vida una infancia aumentada, para que después de noventa años nazca niño, como niño nació Jesús. Pero eso sucede al final del círculo. Jesús es Dios que se hace Hombre y viene a la Historia, y yo soy un niño que se hace Dios y nace en la eternidad. Eso es todo. Con lo cual, digo que la esperanza y la alegría es la dimensión de la Navidad.
Uno se pregunta entonces: ¿Hay motivos para llorar? No, no hay motivos para ello aunque me peguen un tiro, pues si Io hacen, seré totalmente niño y naceré. Así como Jesús vino a llenarnos de Navidad el día de Navidad, cualquier día yo naceré en la eternidad y les llenaré de Navidad la eternidad. Esto es posible y es Io que hay que hacer.
Luego no tenemos motivos más que para la alegría, la celebración. Por eso el ángel les dio una señal a los pastores: ¡No os despistéis!, ¡no le busquéis mayor!: "Encontraréis un niño en pañales". Esto es Io que sucede cuando Dios habla al hombre.
¿A qué vienen, pues, tantas seguridades, tantas seriedades, tantas estructuras y tantas normas? ¿Por qué la Iglesia tiene tantas normas? Sí, hay una explicación para ello, desgraciadamente. Porque ya que no hay un niño en ella y se simula, se hace al niño de trapo, que son las normas. Es tremendo. En Teología, sin embargo, hay una ley muy clara: Cuanta más autoridad se usa, señal de que menos Espíritu hay. Cuando hay Espíritu, las estructuras caen solas.
Hoy tenemos mucha estructura, señal de que hay poco niño. Por eso hablamos hoy de la Navidad de modo que la aventura de la fe nos instale un niño en el portal de Belén de cada uno de nosotros donde Dios nos diga una vez más: "Mira, guapo, tú eres muy listo, muy grande..., pero realmente eres un niño y como no Io seas, todo Io que simules será estructura vacía". Y al Cristianismo de hoy también le diría Dios: ¿Eres niño o no? Si Io eres, canta la Navidad que los ángeles están en la Tierra. Pero si no Io eres, ya puedes esperar que sigan creciendo las estructuras, porque todos tienen interés en disimular el vacío e irán añadiéndote más estructuras cada día.

La imagen puede contener: 4 personas, personas sentadas y noche

ENVEJECER (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

ENVEJECER
Envejecer digna y humanamente es el espectáculo más agradable que puede darse. Envejecer simboliza que los instrumentos de trabajo (ojos, oídos, manos) van perdiendo calidad porque el trabajo ya está terminado (y si no lo está, es problema de cada uno: te dieron unas herramientas, las has usado, y ahora ha llegado el momento de demontarlas). Envejecer quiere decir que cada vez se necesita ver menos porque lo que se tenía que ver, ya se ha visto. Envejecer quiere decir que cada vez se oye menos porque lo que se necesitaba oír, ya se ha oído. Envejecer quiere decir que si las manos tiemblan un poco y no son tan precisas como cuando se era muy joven es porque ya han cumplido su cometido, ya han tocado todo lo que tenían que tocar en la vida.

La imagen puede contener: una o varias personas, sombrero y primer plano

APORÍA (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

APORÍA
¿Quién me garantiza? Nadie ¿O es que tú solamente funcionas con garantías? ¿Cuando te enamoraste qué garantías tenías? Y si enamorado te fuiste a tu amado o amada y le dijiste: estoy enamorado de ti, ofréceme garantías ¿Qué hubiese pasado si hubieras dicho esto? Se hundía el amor. Las garantías hunden el amor. El amor es una aporía. Y si no es aporía no es amor. El amor es desvalido, es entrega, es la grandeza. La grandeza no tiene fronteras, no pone barreras, está abierta de par en par, como un saludo o como una puerta.
Esta es la vida humana, la capacidad de aventurarse. Eso es todo. La gente que va con garantías y que no se mueve sin garantías, no da un paso. Y añado más. Y aquella gente que da un paso gracias a las garantías que tiene, no merece dar el paso, debería fracasar. Se muere tanto occidente que todo se nos ha hecho buscar seguridades. La seguridad social, la seguridad policial, la seguridad ciudadana, etc... Queremos seguridades, si no las tenemos las ponemos paralelas. Casi todo es paralelo.
El hombre no está hecho para la seguridad, sino para la aventura. Tal como yo piso la tierra, nadie jamás la ha pisado y tal como yo amo, nadie jamás ha amado. El hombre crece en la medida que experimenta su entorno. Está claro que cuando el hombre se crea seguridades y se establece en ellas lo que hace es dispensarse de las aventuras necesarias. Lo humano es la aventura.
Las seguridades son las porías, son los agujeros que pasan. Amontonar dinero, tierras, posesiones... esto pasa, hombre. Estos agujeros que pasan, llevan a seguridades. Las seguridades dispensan de inventar otros caminos. Éste tenía pero no era. ¿Lo ven?.
Si tú tienes la valentía de correr tu propia aventura sin ninguna seguridad ni garantía, si te sabes fiar de Dios, tú llegas. Como Abraham. Deja todo lo que tienes y emprende un camino hacia una tierra que ya te mostraré. ¡Que ya te mostraré!... ¿Te fías o no te fías? Esta es la fe, y este es el padre de nuestra fe. La fe es la capacidad de soportar dudas.
El hombre que tiene sus recursos fuera, es el que está desamparado. El que tiene sus recursos dentro, van con él donde quiera que vaya.
Buscar seguridades es empezar a fabricar la inseguridad total cuando estés solo, que lo estarás, por lo menos una vez.
Ser honrado por dentro, fabricar el propio ser que nadie estima ni aprecia ni ve, lo que en esta vida son inseguridades, cuando la vida se pone de pie de verdad, son las únicas seguridades.

La imagen puede contener: una o varias personas, personas de pie, océano, cielo, playa, exterior, naturaleza y agua

LA ESPERANZA (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

LA ESPERANZA
Todo es camino. Pero el camino no está hecho. Esto significa que el hombre es un caminar constante, un caminar que siempre está desbrozando. El camino no está hecho.
Durante siglos, el largo esfuerzo del hombre estaba guiado por una luz que no ilumina, es luz 'nubilosa'. Caminamos en tinieblas, sí, pero entre el ser y el no-ser nos guía una esperanza que es el mismo ser del Hombre. Estamos a caballo entre el ser y el no-ser: lo que somos protesta, se queja ante lo que aún no- somos, y nos lanza inexorablemente a ser cada vez más lo que de verdad somos.
Este ''esfuerzo'' es religión y es bendecido por Dios. Y es lo que crea ''la plenitud de los tiempos''. El esfuerzo del hombre, descontento entre lo que logra y lo que quiere alcanzar, es religión. De manera que la religión que nos asegure que una vez bautizados podemos quedarnos tranquilos, no es cristiana. La religión debe decirnos que la aventura comienza tras el bautizo y, además, que en ella podemos perder las uñas.
El cristianismo no asegura nada. Sólo asegura la aventura. Y la aventura es tan aventurada, que muchas veces el cristiano tiene la impresión que se le exige que queme todos sus barcos. Y debe quemarlos todos, ya que si no lo hace, no es cristiano, no será cristiano: ''El que busque guardar su vida, la perderá, y el que la perdiere, la encontrará''. La paradoja va hacia adelante y esta vez es de un gran maestro: Cristo.
La larga esperanza de siglos estaba fundada. La expectativa de la Humanidad se realizó, se hizo verdad: ''en plenitud de los tiempos'', vino El Esperado. Luego la esperanza no era de algo, era de alguien. Aquello que guardaba la Humanidad con anhelo no era una fórmula -un gobierno, un modo de ser en la vida, un reino, una moral-, era una PERSONA. Con lo cual queda establecido, y ya lo vio Freud cuando hablaba precisamente del sexo, que la esperanza del Hombre no puede lograrse sino en otro Hombre. De modo que si tú tienes puesta tu esperanza en una política, en un acontecimiento o en una religión, pones a un nivel muy bajo tu esperanza. Sólo una persona como tú, con la cual puedas tener una relación de amor (amarse los unos a los otros), logra llenar tu esperanza.
Qué interesante: aunque nuestros abuelos paleolíticos lo ignoraran, el objeto de la expectativa de siglos no eran cosas, no eran religiones, ¡era UNA PERSONA! No era una esperanza de algo, era una esperanza de ALGUIEN. Y esa esperanza de ALGUIEN lo llenó todo.
El cristianismo se centra en una idea única en el mundo: no es un código, no es una ley, ni siquiera es una religión, ES UNA PRESENCIA HUMANA. Con ello estamos diciendo que el Hombre hacía bien cuando creaba dioses de sí mismo. Justamente él es el dios de sí mismo, pues el Dios verdadero ha venido en forma de Hombre.

La imagen puede contener: fuego y noche

LA MUERTE (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

LA MUERTE
Se acuerdan que decíamos que si yo ahora quisiera enseñarles mi sonrisa de cuando tenía cuatro años... no sabría hacerla, porque mi cuerpo de hoy es incapaz de reproducir mis sonrisas de cuando tenía cuatro años, se ha perdido. Mis abuelos las vieron y estaban prendados de mi sonreír, pero ahora ya nadie las puede ver, se han perdido. Yo tuve unas amistades en la adolescencia pero los amigos se han muerto y los que viven ya no son amigos, osea que mis amistades se han ido también. Yo me acuerdo del primer atardecer que vi a los trece años que me conmovió, me impresionó todo; sí, pero ya puedo ver atardeceres y no me conmueven más... soy incapaz.
Yo soy un señor para el cual las sonrisas de la infancia están ya muertas, irreecuperables. Los amigos de la infancia están ya muertos, irrecuperables. Mi primer enamoramiento está muerto, irrecuperable. Ya no sé recuperar en mí el primer atardecer que me revolucionó la sangre en las venas... Soy una historia de muertos.
Cuando yo muera, este cuerpo que es incapaz ahora de ver, recogerá esta inmensa siembra que ha hecho a lo largo de la vida. Cuando yo me muera Dios me espera ahí y este cuerpo mortal que se deshace hará que Dios mismo me construya por primera vez mi propio cuerpo, el que yo habré edificado y merecido a lo largo de mi vida. Un cuerpo tan mío, que en él cabrán otra vez las sonrisas de mi infancia. Cuando yo resucite, les sabré sonreír a ustedes como cuando tenía dos años y los temblores de la infancia o el primer amor de enamoramiento me volverá a correr por los caminos de la sangre. Y ustedes lo verán y lo sentirán como yo, y el primer atardecer y la conmoción de la primera sinfonía de Beethoven que escuché.
Tendré un cuerpo que será la cosecha de todos los cuerpos de mi vida y de todos los instantes vividos. Y en ese cuerpo nuevo que me darán en el momento de resucitar cabrá, florida, toda mi historia.
O sea que cuando Dios en el momento de la eternidad me amase por primera vez, tendré el cuerpo que yo a lo largo de mi vida me he fabricado, el cuerpo que me he engendrado, porque soy madre de mí mismo. ¡Fíjense! Cuando Dios me amase ese cuerpo en el cual quepa toda mi historia entre los dedos, dice Evtushenko, no se perderá ni una de mis sonrisas, ni una sola de mis lágrimas, ni un temblor de mi sangre, ni una ilusión de mi vida. Dios que es padre recogerá toda mi historia, la montará en un ser que es cuerpo-alma, y todo será capaz de vibrar y sentir como por primera vez, ineditamente, los esplendores de la Eternidad.
Esto significa que en el cielo, en la Eternidad, seremos por primera vez el que hemos logrado ser o engendrarnos, construyéndonos a nosotros mismos, gracias a a la presencia de Dios. Un mundo y un cuerpo en el cual todas las resonancias del mundo, todos los albores del paraíso y todos los amores del mundo tengan cabida.

No hay descripción de la foto disponible.

CRISTO NO FORMA UNA RELIGIÓN INSTITUIDA (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

CRISTO NO FORMA UNA RELIGIÓN INSTITUIDA
Mateo 19, 21: ¿Señor, qué haré para tener vida eterna? Y Jesús le contesta: ''cumple los mandamientos''. ¡Fíjense como Cristo acepta todo lo pasado! Un judío tiene una ley y pregunta ¿qué haré para salvarme?, es judío, cumple, cumple la ley, Jesús no pide ninguna conversión a ninguna religión, pide la fidelidad a la búsqueda de Dios en cualquier dimensión: el judaísmo si es tu caso. Cristo no está en las religiones instituidas, Cristo no forma una religión instituida. Desde Cristo no se puede decir que el cristianismo sea lógica, ética y casta sacerdotal. No se puede decir, y sin embargo, lo está siendo si no tenemos cuidado. Los seglares tendrán que desmontar este ''tinglado'' con su propia vida. Cristo no le pediría a nadie que se convirtiera en cristiano porque ser cristiano no es una religión de excrementos, sino que es la fidelidad a lo que no es excremento en la religión: Dios. ¿Qué moral he de seguir para salvarme?: la tuya; Cristo no impone porque es el hombre el que pregunta. Cumpliendo la moral se puede llegar a la pregunta fundamental. ¿Qué me falta? La moral es buena como medio no como meta. Jesús dice, si quieres ser perfecto has de pasar de la moral a la religión porque la moral es estructura. Religión es ser. El cristiano que es produce cristianismo. Se trata de ser; uno produce espontáneamente cuando es: si eres cristiano produces cristianismo, si no eres cristiano tu religión es forzada. La palabra ser, en griego, es puro ser de Dios. Dios es el ente único. Jesús dice, no es cuestión de hacer es cuestión de ser. Donde no eres no hay ser y aquí no hay religión, porque el ser es Dios; pero donde eres, Dios está. ''Si quieres ser perfecto, ven y sígueme''.
Religión es ser, está por encima de todo. Ser es una tarea. El cogollo de la religión es un esfuerzo constante ¿a dónde y hasta cuándo? Toda la vida. Aquel que no sigue, que está parado, los integristas, los tridentinos, los calcedonios, aquellos que se refugian en el pasado, si no siguen no tienen ser. Aquellos cristianos que porque son cristianos no caminan, es que no son y si no son no tienen a Dios consigo. Y al revés, aquellos que no son cristianos pero caminan, como caminar es símbolo del ser, están muy cerca del Ser o ya lo poseen, aunque no lo sepan.
Y segunda lectura. Marcos 8, 34: ''Quien quiera venir detrás de Mí...'' Ni una sola vez invitó Jesús a nadie a sentarse, pero hay gente que se sentó hace 1.800 años -en los apologetas y en Trento- Y siguen sentados todavía. Estar sentado no es una postura de cristiano: Cuando se trata de ser cristiano se trata de un verbo en movimiento. ''Quien quiera venir detrás de Mí niéguese a sí mismo, déjelo todo y sígame'': dos verbos de movimiento. Quien quiera venir detrás de Mí que me siga, Yo no paro de caminar. La religión de Amor que es verdad esencial más allá de las estructuras, es una religión de caminar constante. Es decir, aquel que nunca está en el mismo sitio está cerca de Dios. Aquellos que siempre repiten lo mismo no saben nada de Dios.

No hay descripción de la foto disponible.

EL MAL (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

EL MAL
En el corazón del mal, nace el bien. Y cuanto más malo es el mal, más bueno es el bien que nace en el corazón del mal.
Dejad que crezcan juntos cizaña y trigo -sería fácil quitar toda la cizaña-, dejad que crezcan juntos porque la cizaña le está haciendo un bien al trigo diciéndole quién es el trigo. Y el trigo le está haciendo un bien a la cizaña porque, como no ocurre en los campos puede ocurrir en la convivencia humana, el testimonio limpio del trigo puede hacer que la cizaña se convierta en trigo un día.
El mal aparece muchas veces en el corazón del bien, pero el bien también aparece en el corazón del mal. Más todavía, si la humanidad desde el primer momento hasta hoy no hubiese sufrido nunca ningún mal ¿estaríamos hoy donde estamos? Ciertamente donde estamos no ¿Estaríamos mejor o peor? No podemos contestar. No es nada seguro que una humanidad que no hubiese experimentado el mal nunca hoy estuviera mejor de lo que está. Tampoco es seguro que estuviera peor. Esto quiere decir que el mal puede conducir hasta el bien.

La imagen puede contener: una o varias personas, cielo, nube, exterior y naturaleza

EXPERIENCIA DE ESCLAVITUD, DEL DESIERTO Y DE LA PASCUA (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

EXPERIENCIA DE ESCLAVITUD, DEL DESIERTO Y DE LA PASCUA
- Experiencia de esclavitud
La experiencia de Israel en el desierto fue una experiencia fundamental. Eran esclavos en Egipto, pero comían; trabajaban aplastados por el Faraón, pero sobrevivían junto al Nilo, generoso en peces y en verduras, y, en ese contexto, Moisés sintió que Dios le llamaba para sacar a su pueblo de la esclavitud. Y Moisés, aun con la oposición del Faraón y su corte, cruzó el mar Rojo con sus gentes. Anduvieron por el desierto durante 40 años, en busca de la Tierra Prometida y, en la dureza del desierto, los israelitas sintieron el abandono de Dios. Había sido Dios a través de Moisés quien les había metido en la arena sin camino, y cuando estaban perdidos -tenían la cerviz muy dura, como los buenos toros- alzaron su cabeza contra Moisés y contra Dios diciendo: -En Egipto al menos teníamos ajos y cebollas, pero nos has traído a un lugar de serpientes y escorpiones, donde nos morimos de hambre y no hay una gota de agua-. Así formuló el pueblo su experiencia del desierto. Era mejor -decían- ser esclavos y poder comer, que ser libres y morirse de hambre. ¡Espléndida expresión! Esta es la voz del hombre que se cansa de caminar y, cansado, se decide a construir una tienda para cobijarse.
Esta ha sido la eterna tentación de la humanidad, pero una tentación que resulta ser siempre falsa. La grandeza del hombre está justamente en no detenerse, y por eso Dios se queja de la dureza de cerviz del pueblo que ha escogido. Él los sacó de Egipto, donde eran esclavos, aunque tuvieran la comida asegurada, y los llevó al desierto, donde no había caminos, ni comida, para que se fiaran de Dios que proveía, e inventaran el camino cada día. Fue una experiencia tan fuerte que les marcó para toda la vida, y fue gracias a esa experiencia como el pueblo de Israel llegó incluso a plantearse el tema de Dios único y creador de todo.
- Experiencia del desierto
He aquí el paradigma de la verdadera religión, un paradigma que refleja las constantes de la experiencia religiosa. Porque, ¿qué es Egipto? El lugar de la esclavitud, donde se experimenta que es mejor la la libertad muriéndose de hambre, que estar sentado en la opulencia. ¿Se puede decir mejor en qué consiste el ''odós'', el Camino, el ''Tao'' del que estamos hablando? Aquí radica justamente el pecado de las religiones. Un pecado de instalación. Como es duro, y la inestabilidad produce angustia y miedo, la religión te propone la seguridad de lo que debes creer y te da lecciones de teología, eucaristías muy bien organizadas, y sacramentos bien estructurados. Te puedes sentar y establecer, que tendrás lo que necesitas, pero no pienses, ni te subleves, porque vas a tener comida, aunque sea en la esclavitud.
A este punto han llegado hoy las religiones, a sustituir la libertad y el compromiso como seres humanos por un plato de lentejas. En cambio, si te metes hacia dentro de tu religión, en busca del Dios verdadero, y sin maldecirla, entonces esa misma religión te invitará a embarcarte en la aventura. ¿Y si en un momento dado dices que no ves el camino? La religión te dirá que el camino hay que inventarlo, los caminos los haces tú. ¿Y si no hay comida? La comida hay que crearla, y si no, ya te caerá del cielo. ¿Te fías o no te fías? Porque sólo llegarás si te fías.
No suelen funcionar así las religiones, que ellas mismas se proponen como el camino seguro, el que no engaña; sin embargo, ya sabemos que, en temas de religión, hay que andar con mucho cuidado. ¿Para qué arriesgar con la posibilidad de equivocarnos si tenemos la religión verdadera? Pero sucede que la religión sólo es verdadera si te lleva a Dios, y la respuesta a si te lleva verdaderamente hacia Dios sólo la puedes dar tú, no los demás. ¿No será mejor buscar a Dios, al Dios verdadero, aunque sea con tropiezos y equivocaciones, que hacerlo a través de comodidades religiosas? ¿Quién puede garantizar una seguridad respecto al Dios verdadero? ¡Lo importante es buscar a Dios, no el camino que te digan! La religión no es establecerse, sino caminar.
- La experiencia de la Pascua
Esto se dice mejor desde la experiencia de la Pascua de los hebreos, el ''paso, de Dios por la historia; Dios no está aquí o allí... como decían los creyentes del tiempo de Jesús. ''Si alguno os dice: Mirad, el Cristo aquí, miradlo allí, no lo creáis. Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y prodigios con el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos. Vosotros, pues, estad sobre aviso; mirad que os lo he predicho todo'' (Mc. 13, 21-23).

La imagen puede contener: 4 personas, personas sonriendo, cielo, exterior y naturaleza