jueves, 4 de abril de 2019

LA REALIDAD DE LA MATERIA ES INMATERIAL (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

Enseñanzas de Antonio Oliver Montserrat

LA REALIDAD DE LA MATERIA ES INMATERIAL
Lo real es inmenso, infinito, no tiene fin. Piensen que lo real es la totalidad, Dios mismo y Dios no tiene límites ni fronteras. Pero lo real, en la medida en que se concretiza se distancia de sí mismo. Por ejemplo, lo real es el amor, la intuición, el pensamiento, los sentimientos, los deseos, los gustos, el sentido de la vista, el tacto... una flor, una manzana... El todo se va concretizando en un punto que es el final, lo último de lo real. Este punto se llama la materia, lo material.
Lo material es tan último que más allá, más abajo de ella, no hay nada. Es decir que el hombrecito que somos nosotros, si topa con este punto y se queda en él, ha topado con la frontera de lo real, donde acaba lo real y empieza lo irreal. Este punto se llama materia.
Fíjense si es admirable el mundo que tenemos por descubrir cuando este punto, la materia que nos rodea, ya casi es inalcanzable para nosotros. Todo el cosmos, los miles de millones de galaxias, que pertenecen al mundo material, nos desborda. Y si esto que conocemos -o desconocemos- del mundo material es lo más pequeño de la realidad, nos podemos volver locos si nos encaramamos más allá de lo material. Si el hombre se asomara más allá de Io que es mera apariencia moriría electrizado; tal es la inmensidad de lo real. La realidad es infinita y sólo accedemos a ella cuando se nos hace asequible a través de la materia.
Y este hombre que camina, cuando topa con lo real/material, con lo real hecho materia se da cuenta de que está fluctuando entre lo que es y lo que no es, advierte un balanceo entre el 'ser' y el 'no ser', como una estrella titilando en el cielo. Lo material 'es y no es'; es, porque forma parte de lo real, pero casi no es, porque por debajo de la materia ya no hay nada. Si vas de la materia hacia abajo caes en el vacío total, en la desaparición de lo que es; pero si te encaramas por ella hacia arriba cada vez más vislumbras un mundo que es tanto más denso y admirable cuanto más subes. El ser humano sólo tiene acceso a ese mundo infinito de lo real balanceándose entre lo que 'es' y no lo que 'no es'.
Hoy sabemos más aún, sabemos que este balanceo es como una onda, una especie de electricidad producida por una energía condensada. Los físicos ya dicen que la materia no es materia, sino energía; es decir, que cuando analizamos la materia no vemos lo que está siendo la materia, porque al analizarla se desmaterializa enseguida. Para los físicos de hoy la materia es lo más inestable que existe. Es muy curioso el tema, porque para los que no somos físicos, cuando vemos una piedra de hace dos millones de años, del paleolítico, nos parece que desde entonces ha permanecido inmutable. Pues no es así, porque esa piedra está continuamente fluctuando entre la materia y la energía o dicho a nuestra manera, entre lo real y lo irreal, entre el ser y el no ser. El hombre que se acerca a ella topa con la materia, pero si en la materia ve sólo lo que se ofrece a los sentidos está perdido, no entiende nada, ve muy poca cosa y hasta resulta engañoso.
Quien se acerca a la materia y no se contenta con lo que ve, ésta, automáticamente, le remite hacia arriba, porque la materia es significativa, es un símbolo, y una vez embarcado en ella se convierte en un vehículo que te lleva cada vez más hacia lo real. La materia es algo así como una tren en marcha: cuando nos subimos a él no estamos quietos, aunque permanezcamos inmóviles en el asiento, avanzamos al unísono. Ahora bien, quien trate de decir y demostrar que el viajero es un ser estático es materialista puro. Si al ver un pino, tu cuerpo, tu vida o el dinero que has acumulado, no ves más allá, porque te quedas en lo que ves, eres materialista.

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