viernes, 8 de marzo de 2019

LA VIDA ES UNA ESENCIA, NO UNA TENENCIA (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

LA VIDA ES UNA ESENCIA, NO UNA TENENCIA
Fue Cristo el autor de esta forma de pensar, adelantándose en dos mil años a la filosofía existencial: yo crezco en la medida en que me lleno de creación, pero me lleno cuando me doy y la hago crecer, no cuando la acaparo y la asfixio. Es el tema del ''ser" y "tener' propio del pensamiento de nuestro siglo. Hay una interrelación entre el hombre y la creación cuando nos integramos: el hombre es creado y a la vez es lo que crea; la creación necesita el favor del hombre y a la vez le devuelve el favor. Al atender a un sediento o un hambriento apago su sed o su hambre, pero al mismo tiempo que salgo hacia él, él se mete dentro de mí y crezco. Darse, vaciarse, es lo mismo que llenarse. Así es como crecemos los humanos y así es como avanza y se desarrolla la creación.
Estamos acostumbrados a decir que yo tengo un cuerpo, he de cuidar mi cuerpo, mi cuerpo es mío y hago lo que quiero con él... Esto es pecado mortal, es la muerte de mi cuerpo, porque yo no tengo un cuerpo, soy un cuerpo, pero con todo lo demás. Pensamos que somos lo que tenemos, y la vida no son tenencias, sino ganancias ingresadas en el ser. El que va por la vida amontonando dinero 'posee' dinero, pero eso deja mi ser como nací, no hay crecimiento de ser. Vivir es caminar y caminar es crecer, para lograr alturas que no tenía al nacer.
Hay gente que organiza su vida en torno al tener y consigue millones de dólares; como buen banquero se rodea de amigos, compra unos votos y llega a jefe de Estado, y así se hace más poderoso. A los setenta años habrá logrado castillos de seguridad, pero de repente... una enfermedad y ila muerte! La muerte se lo arrebata todo y le deja vacío. Esto es lo que llamamos la muerte del pecador. En cambio, el que ha organizado su vida dejando alegres a los demás, enjugando sus lágrimas y abriendo horizontes, ¿qué puede perder? ¿o qué se puede llevar la muerte cuando venga? Esto es lo que proclama el cristianismo: la muerte no mata el ser, no toca el ser, lo transforma en Ser. Cristo tenía razón: no le quitaron la vida, la entregó él mismo.

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