EL MUNDO Y EL HOMBRE CAMINAN HACIA SU INTEGRACIÓN
Por una parte estamos en el mundo, pero el mundo no es una nave sin mar; el mundo es un caminar, la creación en marcha, y el hombre es un punto de evolución dentro de ella. En esta creación todo camina y camina hacia un fin. Ahora bien, el problema no es que todo acabe, sino cómo hablamos del final, del término de llegada. Es necesario explicar bien ese 'hacia dónde' caminan las cosas, para entenderlas en su caminar. Si decimos que las cosas caminan hacia su desintegración estamos en una visión catastrófica y sin sentido. En cambio, para el cristianismo la creación camina hacia su integración y todo es un hacerse, un construirse constante, presidido por el hombre. Justamente por eso nos duele el mundo de hoy, donde las cosas no acaban de encajar y vivimos la realidad como en una desintegración. Sin embargo los cristianos sabemos que estamos embarcados en un movimiento con sentido, en una creación que sabe a dónde va, puesta en las manos de Dios.
Unos cielos nuevos y una tierra nueva
Por eso San Pedro escribe que "esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva", desde una revelación que ni aun él mismo entendía, pero que le daba fuerzas para ese "esjatón", ese final positivo. Que nadie olvide esto. Lo cual no quiere decir que esa segunda creación haya de venir después de cataclismos insoportables, sino como nueva tierra engendrada desde ésta que está muy vieja; la misma, pero con novedad eterna y definitiva. Esto es fundamental entenderlo así, sobre todo cuando proliferan por todas partes profetas de mala ventura ante las crisis que padecemos. Y lo peor no es que haya profetas negros en rincones oscuros de la tierra, sino que encuentren quien les escuche, y entre estos encontramos a gente que se confiesa cristiana. Dios creó el mundo y al hombre dentro de él como algo destinado a un final en él. Este es el "ésjaton'' positivo.
He aquí una primera afirmación válida: el mundo camina hacia su consumación en la salvación. El final se llama salvación y esto significa que después del largo correr de los tiempos y de los siglos, la realidad del mundo, llena, completa y lograda, sobrenadará de forma definitiva y será totalmente nueva. Esto es lo que quiere decir "un cielo nuevo y una tierra nueva", en los que el hombre ha tenido un papel fundamental para su construcción. Para esto vino Cristo a la tierra, para renovarla y para decirnos cuál es el papel del hombre en ella: dotarla de sentido.
Las cosas se salvan a través de la labor creativa del hombre o no se salvan. Hay una interacción entre el hombre y la creación que llamamos integración. La creación entera está pidiendo al hombre que la salve, y el corazón de cada hombre está solicitando que la creación se adentre en él porque la necesita. No se salva el pino si el hombre no quiere, y el hombre no se logra si no ingresa dentro de sí al pino, sea para hacerse una casa o para calentarse, pero nunca para talarlo sin sentido. El hombre sabe todo esto y está aprendiendo que cuando hace irrespirable el aire, los cielos de su propio interior se vuelven irrespirables. Con su comportamiento irresponsable y disolvente está retrocediendo a formas primitivas de comportamiento animal, vegetal o mineral.
El futuro es difícil, porque hay que trabajar y crear, hay que arar la tierra y uno se cansa de abrir surcos, pero cuando el pasado tira de nosotros y volvemos la vista atrás nos convertimos en inútiles estatuas de sal como la mujer de Lot. Ahora entendemos bien lo que decía Cristo: "quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es apto para el reino de Dios...". Ya he dicho otras veces que Cristo podía haber sido más discreto, pero como le educaron poco a veces se pasaba, y así se atrevió a decir que los que miran para atrás no tienen futuro, no llegan al cielo.
El futuro es difícil, porque hay que trabajar y crear, hay que arar la tierra y uno se cansa de abrir surcos, pero cuando el pasado tira de nosotros y volvemos la vista atrás nos convertimos en inútiles estatuas de sal como la mujer de Lot. Ahora entendemos bien lo que decía Cristo: "quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es apto para el reino de Dios...". Ya he dicho otras veces que Cristo podía haber sido más discreto, pero como le educaron poco a veces se pasaba, y así se atrevió a decir que los que miran para atrás no tienen futuro, no llegan al cielo.
La integración de toda la creación
Integración significa que todo lo que ahora vemos inconexo y desordenado, se recompondrá. Vemos el mundo como piezas de un rompecabezas, pero no conocemos su mensaje ni vemos su sentido porque no hemos acabado el puzzle. El tiempo es quien se encarga de colocar las piezas y componerlas de tal manera que se reconstruya el paisaje que ahora añoramos. Pero, ¡cuidado!, porque el hombre es el único ser en la creación que pudiendo conseguir la integración total, es capaz de volver las cosas del revés y en vez de integrarlas las puede desintegrar en una alienación total.
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